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De la tierra al cielo

Capítulo 14

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🟡 Em breve

“¿Por qué diablos me molesta cuando estoy intentando descansar?”

Mientras fruncía el ceño y soltaba un montón de palabrotas, Noah comenzó a guardar de inmediato todos los papeles que tenía que llevar y cerró su portafolios. Fuera lo que fuera, si era la petición de Félix, era Noah el único que podía llevarlo a cabo con tanta precisión. Pero, ¿Qué pasaba realmente con él para pedirle que saliera a toda prisa? Noah miró el maletín que yacía justo a su lado y lo pensó por un momento. Félix había dicho que era un proyecto que iba tan bien que no estaba preocupado por ello así que ¿Qué era todo esto tan de la nada? ¿Algo salió mal? Cuanto más lo pensaba, más extraño era y menos podía justificarlo.
Noah se palmeó los muslos con las yemas de los dedos, golpeando y golpeando y reflexionando sobre todas sus dudas. El sedán, que andaba sin problemas por la autopista, ni siquiera tembló o dio señal alguna de tener un contratiempo. Pensó que estaría bien cerrar los ojos mientras disfrutaba del viaje pero si no era su mente, entonces la extraña dureza de los asientos hacía que fuera imposible estar en paz. Las cejas, debajo de sus gafas de sol, se estrecharon por un momento.

Suspiró.

Noah, que estaba todavía pensativo mientras miraba los papeles que tenía a su lado, sacó su teléfono celular. Buscó y mantuvo presionado el atajo para el número de Félix. Después de algunas interferencias, la señal se activó y la voz del hombre respondió con un pequeño “¿Qué pasa?”

“Oye, ¿Qué diablos te pasa a ti? ¿¡Por qué me haces esto!?”

No había escuchado la voz de Félix en muchísimo tiempo, pero Noah se saltó los saludos y le mencionó su incomodidad desde la primera vez. Una blasfemia llegó por el celular:

“¿Callie te pegó con la sonaja en la cabeza o qué? Estoy ocupado, maldito, ¿Por qué me llamas de repente? Si no tienes nada importante que decir, entonces voy a colgar”.

Al escuchar la voz de Félix, que estaba molesto y que decía que no podía ni quería hablar más, comenzó a dolerle muchísimo el estómago. Un presagio siniestro lo atravesó así que preguntó:

“… ¿Dónde estás?”

La voz de Noah era baja.

“¿Estás diciendo eso porque no sabes que estoy en Nueva York cuándo estuve repitiéndolo toda la semana?”

“¿Nueva York? ¿No…? ¿No regresaste a San Diego porque olvidaste algo?”

“¿Por qué haría eso?”

Noah agarró el teléfono con fuerza, con sus manos frías y temblorosas, y levantó los ojos de la ventana para llevarlos hacía el frente. El conductor sostenía el volante cuando notó a Noah por el espejo retrovisor. Sus ojos se encontraron por un momento y luego volvió a escuchar su voz:

“¿Qué está pasando?” 

“¡Da la vuelta al coche, ahora!”

Noah gritó de inmediato, en una voz aguda y aterrorizada. Le pareció que era raro que Félix, que sabía claramente que rara vez salía de casa, le pidiera que fuera a entregarle unos papeles. Pero era fácil creer en sus palabras y confiar en él, porque nunca había sucedido nada como esto antes. Además, tenía muchas razones para creer en el contacto: Primero, le llegó un mensaje de texto desde el número personal de Félix, que tenía varios niveles de seguridad. La protección que le había metido a su propio dispositivo también era minuciosa y costosa por lo que incluso no había ni una sola persona que supiera su número. Sin embargo, alguien marcó ambos, entró en sus contactos e incluso envió un mensaje de texto convincente. El tono era el mismo que el de Félix y el documento que debía traer también era algo que solo Félix conocía.

“¡Carajo, de verdad! ¡Da la vuelta al auto, ahora!”

Noah volvió a gritar con fuerza, sacó los papeles del sobre que había dejado a su lado y empezó a triturarlos uno por uno. Incluso si no era un documento confidencial, eran documentos sobre un proyecto en el que Félix estaba trabajando actualmente. No podía pasar nada bueno si se los entregaba al causante del problema y resultaba que este había sido la razón por la que lo habían engañado. Un sudor frío le recorrió la espalda. El automóvil, que circulaba por la autopista, cambió rápidamente de carril así que Noah abrió la ventana y arrojó afuera los trozos de papel. Luego, rompió el resto hasta hacerlos casi confeti. El sonido del papel rasgado resonó en el coche.

“¡Noah! ¡Noah, dime qué pasa! No, ¿Dónde estás? ¿Qué ocurrió? ¡Noah! ¿Dónde está Isaac?”

Incluso Félix, que era un inútil en darse cuenta de las cosas, no podía ignorar que la situación de su primo era terrible en este momento. Al escuchar su voz áspera, Noah rápidamente abrió la boca:

“¡Vete a la mierda! ¿Cómo preguntas por él cuando yo estoy a punto de morir? No, no, escucha ¡Isaac no está conmigo, idiota! ¡Salí con unos papeles yo solo porque pensé que…! ¡Ya lo sé, tonto! Ya, sí, debe haber sido que alguien hackeó nuestros teléfonos celulares porque… “

Sin embargo, la explicación de Noah, que salió rápidamente, no continuó hasta el final. Con un chirrido, el conductor pisó los frenos abruptamente cuando un camión enorme, comenzó a venir a toda velocidad cerca del costado del sedán en el que viajaba Noah. Aunque el hombre pisó el pedal para evitarlo, fue en vano porque segundos después ¡Bang!

El camión, que los seguía de cerca, giró el volante y se estrelló contra el auto de Noah.

“¡Aah!”

Un gran impacto lo golpeó, haciendo que sintiera como si su cuerpo se estuviera partiendo a la mitad. Su torso, que llevaba encima el cinturón de seguridad, se inclinó pesadamente para adelante antes de golpearse la cabeza contra la ventana que estaba junto a él. Sintió como si su cráneo estuviera destrozado, porque el dolor era impresionante y aterrador. Luego, un grito brotó de su garganta y el papel, que había sido rasgado, comenzó a esparcirse por todo el lugar hasta llenarse con su sangre. Fue un espectáculo vertiginoso.

“¡Noah! ¡¡Noah!!”

La voz de Félix sonó con fuerza desde el teléfono celular que se le había caído de la mano. El conductor agarró el volante tan fuerte como pudo para detener el auto pero, en un momento dado, el sedán, que ya había perdido su centro, dio vueltas y vueltas por la autopista igual a si estuviera fuera de control. Afortunadamente había sido una mañana tranquila por lo que haber chocado contra otro auto resultó ser lo que necesitaba para despertar. Pero cuando un pensamiento tan al azar apareció en su cabeza, un estallido y la conmoción de golpear el auto ahora por la parte de atrás vino de nuevo. Ante ese impacto, cayó hacia adelante otra vez, como un muñeco. Sintió como si todo su cuerpo se fuera a romper, las bolsas de aire explotaron y los gritos del conductor resonaron con fuerza.

En un abrir y cerrar de ojos, el coche estaba hecho un desastre.

Al menos no había muerto porque estaba usando un cinturón de seguridad, pero se sintió como si sus ojos no pudieran abrirse. El coche, que había dado vueltas, finalmente hizo un ruido fuerte y se estrelló contra algún lugar a la derecha. Su cuerpo, atado al cinturón, se sacudió con tanta fuerza que no pudo volver a controlar las manos.

Al final, todo lo que vió fue… Oscuridad.

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Capítulo 14
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De la tierra al cielo

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Hace aproximadamente 3 años, Noah asistió a una fiesta por órdenes de su abuelo cascarrabias. En medio de la aburrida velada, su celo llegó tan inesperadamente que no tuvo otra opción que...

Chapters

  • Capítulo 101 Extra 4 - FIN
  • Capítulo 100 Extra 3
  • Capítulo 99 Extra 2
  • Capítulo 98 Extra 1
  • Capítulo 97
  • Capítulo 96
  • Capítulo 95
  • Capítulo 94
  • Capítulo 93
  • Capítulo 92 Claro de Luna
  • Capítulo 91
  • Capítulo 90
  • Capítulo 89
  • Capítulo 88
  • Capítulo 87
  • Capítulo 86
  • Capítulo 85 Verdad o mentira.
  • Capítulo 85
  • Capítulo 84
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  • Capítulo 76 Lo que pasó a ser...
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  • Capítulo 62 Accidente no planeado
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  • Capítulo 02
  • Capítulo 01 Encuentro Excéntrico
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